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viernes, 10 de octubre de 2014

CARTA PASTORAL AÑO JUBILAR DE SANTA TERESA DE JESÚS



Queridos fieles diocesanos:

Apertura del Año Jubilar
1. El próximo día quince de este mes, coincidiendo con el quinientos aniversario del nacimiento, en Ávila, de Santa Teresa de Jesús, en un 15 de octubre de 1515, abriremos el Año jubilar, en su honor, en el Monasterio de Madres Carmelitas Descalzas en Beas de Segura. Celebrarán este acontecimiento todas las Diócesis de España.
Lo hacemos desde este Convento de San José y del Salvador por ser el décimo de los diecisiete femeninos que fundó esta Santa reformadora de la Orden del Carmelo. Tuvo lugar en el año 1575 y hemos de agradecer a la Divina Providencia que encaminara los pasos de la Santa andariega por estas tierras de Jaén. Son pocas las Diócesis que cuentan con esta gracia.
Comenzó los trabajos de la Reforma a los 52 años y, en sólo 15, realizó aquella particular obra, en medio de achaques frecuentes de su salud y no pocas dificultades, debiendo añadirse al número anterior otros cuatro conventos reformados de varones.

Reformadora de la Orden del Carmelo
2. Mujer elegida por Dios para esta urgente obra de la Iglesia, cuyos frutos permanecen, puso a su disposición sus excepcionales cualidades de mujer y creyente cristiana. Lo hizo, así aparece en sus escritos, movida únicamente por su hondo amor a Dios y servicio a la Iglesia.
Durante su estancia en el Convento de la Encarnación de Ávila, donde había ingresado como religiosa carmelita en el año 1535, su vida de oración y las luces que fue recibiendo de quienes la dirigieron y ayudaron, fueron disponiéndola a tomar esta determinación, fundando conventos pobres, con no muchas monjas, bajo una clausura rigurosa y observancia estricta, con las virtudes propias de personas consagradas por entero a Dios.
Mucho debió orar y meditar en aquel Convento de la Encarnación. Su preocupación por las doctrinas protestantes de la época y la necesidad de misioneros para América recién descubierta, provocaron en ella una reacción muy viva que daría estos frutos. No caminó sola. Siempre procuró poner sus preocupaciones en las manos de Dios y dejarse orientar en sus pasos de personas sabias y santas, como el célebre teólogo P. Báñez y del P. Pedro Ibáñez. Mantuvo también contactos, más o menos frecuentes, con san Francisco de Borja, san Pedro de Alcántara, san Juan de Ávila y san Juan de la Cruz. Su obra era de Dios y se sirvió de ella junto a no pocos intermediarios y benefactores.

Lugares para alcanzar la gracia del Jubileo
3. Al día de hoy su carisma y espíritu continúan muy vivos en nuestra Diócesis de Jaén. Además del Monasterio de Beas de Segura, contamos con otros cuatro femeninos: El de la Encarnación, en Baeza; el de Santa Teresa de Jesús, en Jaén, que celebra este año el IV Centenario de su fundación; el de Nuestra Señora del Carmen y de San José, en Linares y el de la Purísima Concepción, en Úbeda, además del de Carmelitas Descalzos en la misma ciudad, en el que murió San Juan de la Cruz.
A todos estos conventos de M.M. y P.P. Carmelitas podemos peregrinar, durante el Año jubilar, para lograr las Indulgencias otorgadas por el Santo Padre, el Papa Francisco. Las personas enfermas o impedidas podrán hacerlo desde sus casas o residencia[1].
Para mayor facilidad podrán obtenerse también estas indulgencias jubilares en las Catedrales de Jaén y Baeza y en el Santuario de la Santísima Virgen de la Cabeza, Patrona de la Diócesis, bajo las mismas condiciones.

Santa Teresa nos invita a orar
4. Afirma Santa Teresa que ya en las lecturas de su infancia descubrió dos hechos fundamentales para la vida: Por un lado que “todo lo que pertenece a este mundo pasa” y, por otro, que sólo Dios “es para siempre, siempre, siempre”. Es lo que canta en su famosa poesía: “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta, ¡sólo Dios basta!
Tendríamos que acercarnos durante este Año Jubilar a sus escritos[2], sobre todo al Libro de su Vida, profundizar en su doctrina y en su oración. Esta última es lo más característico de su vida. Fue para ella como la respiración diaria de su alma. Ella oraba para conocer mejor a Dios, para amarle más, para obrar y actuar. Une la contemplación y la acción. No hubiera hecho lo que hizo sin su permanente oración. Creyó de verdad en su poder.
¡Ojalá las celebraciones de este Año Jubilar nos ayuden a todos y, su ejemplo, e intercesión, nos animen a crecer en nuestra unión con el Señor! Todo debe dejarse a un lado para tratar con Él, nos diría la santa. En Él radica la fuente de nuestra alegría y entrega.
Con mi saludo agradecido al Señor.
Jaén, 8 de octubre de 2014




X Ramón del Hoyo López
      Obispo de Jaén


[1] Véanse las condiciones en el Decreto de fecha 2 de Septiembre de 2014, colgado en la página web del obispado (http://www.diocesisdejaen.es/) y que obra en las parroquias.
[2] El libro de la vida; el Camino de perfección; Meditaciones sobre los Cantares; Moradas del Castillo interior y Fundaciones.

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